20 de abril de 2009

Pocholo, pochoclo

Un poco que empezó con el amor. Bah, con eso que yo creía amor. En realidad pura pavada. Lo mejor vendría después, la vida propuso algo mejor.


Ya por aquellos días él tenía esa sonrisa que irradia sol, que cura bajones. Era (es) altísimo, y tenía rulos de Principito.

Yo era rebelde, artista precoz, desfachatada, medio hippie, medio alterna. Una boluda, sin más.


Nuestro romance pasó sin pena ni gloria , apenas sirvió para unos poemas pseudo suicidas y unas cartas postales que aún conservo con la vergüenza ajena que me produce mi adolescencia.


Luego, ya no nos vimos. Elegir significó que cada uno comenzara su búsqueda y el híbrido entre amor y amistad que nos unía no era tan fuerte como para extrañarnos. Nos perdimos el rastro, nos perdimos en cosas que parecían importantes, como diseñar un camino que después nos resultó imposible a ambos. Creo que al salirnos de ese camino, empezamos realmente a caminar. Pero eso es empezar a contar otra historia.


Tres años después, un mediodía de mucho sol, el día que comenzaba la primavera, nos reencontramos en la puerta de mi vida porteña. El itinerario incluyó una tarta en mi hogar, un paseo en el Parque, con helado incluído , y una promesa de volvernos a ver pronto.



Tal cual.


Lo que sigue es la síntesis de la amistad más noble que se pueda tener. Él me salvó de todo. Él estuvo ahí siempre. Los años de posguerra fueron muy duros, pero a fuerza de películas y visitas a tenedores libres, salimos adelante.


Durante un año entero, vivimos bajo el mismo cielo porteño. La paz había llegado para quedarse, y nos dedicamos a disfrutar. No puedo elegir uno entre tantos recuerdos, pero él sabe que aún le debo una frazada.


Ahora no está. Una vez más, elegir significó separarnos, pero no de alma ni de corazón.


Feliz cumple, Pocho. Hoy, 20 de abril, es el día de mi amigo Fabricio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que grossa pochaaaaaa!!! Tequierontantisisisisisimo!!!! Siempre me emicioná' vo' loquitaa! Gracias....

Aluminé dijo...

Esa, compañero pochoclo!!!

Se hace cuesta arriba mandar unos Havanna a Caracas, así que mejor unas palabras, me dije.

Te quiero hartísimo, amigo!!!

Besos de pana a pana.