18 de abril de 2009

Olores

Ayer caminé desde Corrientes y Florida hasta Corrientes y Ayacucho. Me di cuenta de que viajo mucho en subte, y la esencia de la ciudad no la veo nunca. Las marquesinas de los teatros, los carteles pegados en las paredes, la gente apurada, las veredas rotas, la gente enojada, los andamios cada dos cuadras, la gente abstraída (feliz no vi a ninguno). Vi, escuché, me aturdí, pero sobretodo, olí. Es increíble la cantidad y diversidad de olores que percibí en ese trayecto. Muchos aromas de perfumes, muchos. Quiero que quede claro que fue más de lo que cualquiera pueda imaginar. Perfume floral, frutal, cítrico, fuerte, de vieja, colonia de abuela, perfume de hombre (estos no los sé distinguir, sólo los divido entre los que me gustan y lo que no me gustan), desodorantes de ambiente. Sí, y todo al aire libre. Tuve la sensación de que Buenos Aires en realidad es una enormísima habitación, tan enorme que no vemos sus paredes.

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