31 de mayo de 2009

Otra de viernes

Sucede que ando con poco tiempo libre. Entonces, pobrecito mi blog queda relegado a ser atendido en los momentos de ocio, de vacío, que por estos días son muy pocos.

Aún así, no quería dejar de volcar un pequeño suceso del viernes pasado. Mi gran amiga Paulita coloreó con palabras de otro, el placer de vivir que me había invadido ese día...

Vía msn, me dijo:

Perfecto para tu dia...de felicidad o buen humor (para mi es lo mismo):

" A pesar de sus treinta años, Berta Young tenía momentos como éste de ahora, en los que hubiera deseado correr en vez de andar; deslizarse por los suelos relucientes de su casa, marcando pasos de danza; rodar un aro; tirar alguna cosa al aire para volverla a coger, o quedarse quieta y reír... simplemente por nada.¿Qué puede hacer uno si, aún contando treinta años, al volver la esquina de su calle le domina de repente una sensación de felicidad..., de felicidad plena..., como si de repente se hubiese tragado un trozo brillante del sol crepuscular y éste le abrasara el pecho, lanzando una lluvia de chispas por todo su cuerpo?¿Es que no puede haber una forma de manifestarlo sin parecer "beodo o trastornado"? La civilización es una estupidez. ¿Para qué se nos ha dado un cuerpo, si hemos de mantenerlo encerrado en un estuche como si fuera algún valioso Stradivarius? "

En general no me gusta mucho poner palabras de otros en este espacio... Siento que no es genuino, que no me describe, que no me identifica... Pero este texto me encantó, en realidad, mucho más que eso, me llegó en ese momento en que irradiaba plenitud.

No quisiera pinchar ningún globo (el mío menos que menos), así que me abstengo de ahondar en el día de hoy, en el que me quedé encerrada en el Stradivarius, no porque deba, no porque quiera. Simplemente, las condiciones desfavorables del desamor constante y la ausencia de esperanzas, me apagaron un poco las lucecitas.

Mañana será otro día. Esperemos que pueda encontrar un electricista de turno.

30 de mayo de 2009

Una de viernes

4 p.m.

Chat con mamá, que me dice:

"Hija, ayer me metí en tu página y leí lo de Onofra"

No sé, lo de página me encantó. Será que el blog no lo considero una página...

Acto seguido, mamá escribe:

"No te olvides de mandar paco, hijita..."

Pero ese fue mi hermano, que a través de su humor ácido le hace tipear a mi madre los chistes que él haría.

Mi familia es hermosa. A veces pienso que debería escribir más sobre ellos.

27 de mayo de 2009

Versión matinal

Las mañanas en las que despierto y tengo que salir apurada, no me gustan. Y menos si el destino final es mi trabajo.

Las mañanas son lindas, pero adentro de mi casa, con un café en la mano, escuchando la radio, leyendo. Las mañanas son lindas para recorrer el barrio, comprar verduras, recibir el sol que pega en la cara, aunque el frío cale hondo y el cuello de la polera no alcance.

Pero, definitivamente, las mañanas en el microcentro porteño son horrendas. Gente con caras grises, ropas grises, estados de ánimo grises, caminando peatonal Florida como si llegaran tarde a sus propias vidas, como si ya hubieran llegado tarde, y ahora se resignaran.

Yo, en cambio, saqué a relucir mi versión unplugged. Si la mañana me apura, yo camino más lento, si el reloj me insiste, yo le doy vuelta la cara.

Mal no me fue. Al momento de decidir, elegí justo eso que quería.

Así que a vos no te sonrío más.

25 de mayo de 2009

Vacío

¿Por dónde empiezo a hacer todo lo que tengo que hacer?

¿Existe algún modo de fabricar las ganas?

¿Cómo se combate la angustia de un feriado que es como un domingo?

¿Cómo evito la dispersión?

Pienso que quisiera ser más linda.

Quisiera ser una actriz francesa de ojos claros, que además canta y está por sacar un disco que, obviamente, será un éxito.

Quisiera ser una científica que está tan ensimismada en sus investigaciones que no tiene tiempo para pensar en nimiedades como el amor, qué hay para cenar esta noche, o a quién votar en las próximas elecciones.

Quisiera ser una gaviota sobrevolando el océano.

Hoy quisiera ser otra.

24 de mayo de 2009

Onofra



Ayer murió. La mataron.
Puedo jurar que era imposible no ser feliz cuando ella me miraba. Ella sabía perfectamente que era mi preferida, y aprovechaba esa condición.
Onofra me vio llorar, reír, putear, me vio irme y me esperó al llegar, aunque eso sucediera cada tanto, cada mucho más que lo que ella y yo deseábamos.

16 de mayo de 2009

La Mujer Con Cabeza va a clase

Desde que era chiquita que escribo por instinto. Es usual que mi mamá cuente orgullosa que aprendí a leer y escribir perfectamente a los cinco años. No tengo idea de si ese es un valor agregado para mi persona. Yo nunca le di una importancia mayor.

Seguí escribiendo a lo largo de los años. Como dato de color, puedo aportar que a los quince años gané un concurso literario en el que competían cuatro colegios de la ciudad, con un poema que a esta altura me parece bastante horrendo (pero que si insisten, es seguro que lo postee), que estaba dirigido a ese chico con boina que nunca me quiso, ya antes citado en este blog. ¡Y aún no puedo creer que se lo dediqué a pesar de que nunca me besó!

Pienso que el hecho de que hoy sea actriz, y además, estudie para ser reportera , tiene que ver con las sendas que van de la mano de las letras.

Este año decidí enmarcar todo ese caudal de compulsión por poner en palabras la existencia misma. Y tengo una profe, claro está.

Ella es la que tiene las claves, todas las claves. Su mirada es atenta, su sonrisa es contagiosa, su saber es infinito, y, lejos de mezquinarlo, lo comparte, lo transmite, lo encauza. Es clara, aguda, y meticulosa para hallar el camino indicado para que yo encuentre lo que quiero expresar.

Y, lo mejor de todo, es una gran amiga...


Los textos que están a continuación, "Las palabras intrusas" y "La amiga de la moda", son fruto de experiencias de clase, y, espero, germen de futuras historias. No he cambiado ni un solo punto. Están tal cual nacieron en el taller. Pueden visitar los sitios de mi grandiosa seño (¡que además dibuja!):
(dedicado a Lú, a quien le estoy profundamente agradecida)

La amiga de la moda

Lana Lobell pensó en ella. "En mí", dijo, y le sonó a una nota musical. ¿Y si ella era como una nota musical? La nota dura un instante, pero luego puede repetirse y repetirse en una melodía.

A Lana la llaman "la amiga de la moda". Comenzó de joven, vendiendo unos vestidos coreanos. En realidad no eran coreanos, los fabricaba en su casa pequeña de modesta costurera, en las afueras de La Plata. Aún así, le fue muy bien. Con unos ahorros pudo abrir su empresa, chiquita al principio.

Pero el tiempo voló para Lana, y fue su mejor aliado. Ella fue la que impuso la frase: "Se puede tener una gran historia de amor con una chaqueta", y de ahí en más, todos fueron éxitos. Todos, menos uno, que al día de hoy la persigue. Aunque parezca una tontería.

Al inaugurar su gran compañía "Lana Lobell Inc.", tal como hoy se conoce, la mujer descubrió el error: el cartel de la fachada de la empresa rezaba"Lana Lobbel Inc.". Un desacierto que hasta hoy la acompaña. Al ser supersticiosa, nunca quiso cambiarlo. De modo que mandó a cambiar todas las etiquetas de las prendas por ella fabricadas para nombrarlas con la nueva denominación.

"Todo se puede tapar con una etiqueta", reflexiona hoy, veinte años después, sentada en la gran alfombra que decora su oficina. En lo que no quiere pensar es en aquellas cosas que no puede tapar con una etiqueta.

Como el amor. Ella pensaba que eso iba a llegar, así como llegaron los éxitos, los logros que tanto había soñado.

Lo había pensado como una operación matemática. Porque uno piensa que después del nueve viene el diez, pero a veces no es así, a veces después del tres, no viene el cuatro tampoco.

Lana se consuela, como tapando con una etiqueta: "No quiero el orden pre establecido de las cosas", se miente. Y suspira.

Las palabras intrusas

Todos los días voy a trabajar. Siempre entro a las doce del mediodía, pero no siempre me tomo el subte a la misma hora. Eso sí, la prenda íntima nunca olvido de ponérmela. Sería un horror salir sin corpiño. Un mediodía, cual cazador oculto, me mezclé entre la gente que iba abarrotada contra las puertas, buscando el cartel del vagón que dice "No incinerar". No lo hallé, sin embargo. Me habré confundido con el cartel de los colectivos. ¿O ése es "No salivar"? Dios nos guarde de perder la memoria de esta manera. Decía que me mezclé entre la gente. Luego de no haber hallado el cartel que buscaba, me quedé parada en esa especie de anestesia que es viajar en subte en hora pico. Viajar en hora pico es como un grandes éxitos, como ese hit que siempre escuchás.

12 de mayo de 2009

El padrinazgo

Así sin más. Un día llega. Ese día, una mujer se levanta con migraña, cansada. El corazón viene arrastrando penas que no le pertenecen. Y hay un click, una bajada inevitable.

Ese día, una mujer decide que ya no más.

Ese día es hoy. Yo vi a esa mujer.

Tarareó una canción que la sobresaltó horas atrás, entre sueños. La cantó: "Hay que sacarlo todo afuera, como la primavera"

Y en honor a la estación del año en que todo florece, en que una empieza a sonreír con los primeros calorcitos que abrigan la esperanza, se arrojó a plasmar los deseos reprimidos.

El día llegó a su fin. Esa mujer sonríe. Viene la noche. Nubosidad variable con probabilidades de chaparrones aislados.

9 de mayo de 2009

Lapsus

A veces me pasa que me desconcierto... Que quedo paralizada. Escribir se me hace una tarea difícil porque... ¿Qué decir? Contar la vida cotidiana es en general un plomo, salvo que en la calle se haya escuchado alguna conversación gloriosa, o se haya encontrado a la vuelta de la esquina la clave para sobrevivir al sopor del día a día. Es ahí que me quedo muda. ¡Cuántas veces en esta semana abrí el blog! Los dedos en el teclado totalmente predispuestos, a sus marcas, listos... ¡Pam! Parálisis. Entonces, hoy vuelvo a la carga. Aún no sabiendo bien qué decir, ni de qué hablar. Simplemente me pongo a pensar en que todo anda tan lindo por acá, por mi vida, y me pregunto si no será por eso que no escribo, que no me salen las palabras.

Hace muchos años, un profesor explicó algo que me quedó flotando en un rincón, y cada tanto lo recuerdo. Hablaba de que un músico practica durante muchos días, semanas, meses con su instrumento. Seis, siete, ocho horas al día. Pongamos, por caso, un violinista. Ahí está él, practicando. Todos los días intenta sacar esa nota, ese acorde. Hasta que un día lo logra. Le sale. Y ese día, nuestro músico no piensa: "Sí, que mágico, hoy me salió". No. Sabe que todo ha sido fruto de su esfuerzo, de su tezón para llevar a cabo su objetivo.

La vida es eso. No es que hoy esté más resuelta, mas despejada, que tenga tanta claridad porque sí. He practicado, y sé que mucho. Años y años he invertido llevada por mi deseo de mejorar, de querer ser feliz.

Lo bueno es que en el camino he ido encontrando cosas que no esperaba y he descartado muchas que creía que formaban parte de la verdad. Aprendí que puedo (y debo) pedir ayuda si me desbordo. Que no soy genia y que tampoco tengo porque serlo. Que me basta con lo que hoy soy, porque eso muta todo el tiempo. Sumo algunas virtudes de tanto en tanto, resuelvo los defectos que puedo, y los que no, quedan acá, convivo con ellos.

No, no estoy leyendo autoayuda, de hecho la detesto. No me copa Osho, me parece una porquería. Tampoco se trata de Dios y religiones, soy agnóstica. Sigo defenestrando el new age, los caminos espirituales y demás inventos de esta era.

Simplemente, atravieso un rapto de claridad, el aire circula. Conecto.

Lo obvio es que enseguida aparece el miedo de que mañana no crea en esto, y mi ciclotimia quede tan expuesta... Pero eso no quiere decir que hoy estas palabras no sean verdad, ¿no?

Ahhhhhhhhh. Al pensar en publicarlo, ya me asaltan todas las dudas. Mejor lo hago rapidito.

2 de mayo de 2009

Ocio

Café, mate, té, melba, otra melba, un vasito de fanta.

Youtube, película, msn, youtube, otra película.

El puf me envuelve.

Quisiera tener la energía que necesito para realizar esas cosas que ayer enumeré en la agenda.

No.

Me acabo de servir otro cafecito.

El ocio se apoderó de mi. Ocio de sábado por la noche.