4 de abril de 2009

Bis

Suena una canción de esas que te recuerdan a un ex, y me pregunto si es así, si después de la mierda queda eso tan genuino que alguna vez sentimos. Digo sentimos porque en aquella temporada de romance tormentoso yo sentía que la de la tormenta era sólo yo, hasta que mucho después de la decepción y la distancia un día sonó el teléfono y era él que decía: “Sos una mujer increíble”. Encuentro, desencuentro, nunca volví a verlo, y eso que teníamos unas ganas…

Entonces me sumerjo a través de ese mundo tuyo que a diario visito sin decirte, sin que te enteres, y me doy cuenta de que todos esperábamos algo, alguito de eso que vos no das (por lo menos a mí no me lo dabas), porque es como si la boa que dibuja Exupéry te enredara la cabeza. Pensaste que yo te estaba pidiendo amor, y yo no te pedía eso, ni la luna, ni una estrella, porque con eso no hacía nada (además eso ya lo tuve). Ya no te pido, me callo, me corro, me fui.

Yo te pedía magia, de esa que yo estaba segura que tenías, yo te pedía que me tomaras fuerte, pero que también nos pudiéramos reír del resto del mundo, de las formalidades, y bebernos una cervecita en la vereda, mientras me contabas esas anécdotas que me hacían llorar de risa. Yo te pedía que fuéramos amigos, pero a esta altura sé que no me vas a creer. Y al cabo de un rato yo tampoco me creo… La paranoia me toma por sorpresa una tarde de lluvia, mientras recuerdo tu mezquindad al hablarme, o el modo en que siempre te las arreglabas para hablar de vos.

Voy tras otra cosa, porque no me quiero quedar quieta. Porque soy como el perro que se corre la cola, no estoy pudiendo encontrar la manera de explicarte que yo valoraba eso que sos, eso que se llama personalidad.

A esta altura eras… porque ya no sos, porque cuando uno deja de querer al otro, el otro desaparece, se desintegra, aunque el nubarrón cada tanto…

Al final termino desencantada, no me interesa ya esforzarme, es verdad que la indiferencia mata. Comienzo a alegrarme de tus penas… Y ya sabemos cómo son estos finales…

Intuyo que un día sonará el teléfono y escucharé: “Sos una mujer increíble”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como me cayo esto justo hoy...
Mi Lu querida, mina de estupendas letras. Y me atrevo a decir AMIGA...

te quiero, sabes?
Ojala no sea esto solo amistad de oficina... :-)

Besote!

Pau.

Aluminé dijo...

Obvio que yo también te quiero!!

Obvio que somos amigas!

Obvio que esto es una amistad!

Sos una genia, te quiero!