28 de abril de 2009

Máxima V

Las charlas en el ascensor con aquellos vecinos que uno nunca ve, o se cruza cada dos por cuatro, son definitivamente insoslayables. Ya nada funciona. Ni hablar del clima, ni de la gripe porcina, ni del reciente aumento de expensas.

Y si se trata de ese vecino tan lindo con pantalones chupines y guitarra a la espalda, peor aún... El vacío es insostenible.

Mejor hacerse la zonza, quedarse atrás y esperar a que suba tranquilo, mientras se simula estar buscando algo en la cartera, o escribiendo un mensaje de texto.

No hay comentarios: