29 de abril de 2009

Bien

Me voy a cualquier lado que sea lejos...

Pienso en creatividades varias que lo único que hacen es ocultar una personalidad cínica, perturbada. Una mezquindad irreparable.

Pareciera como que estoy enojada, pero no. Ni un poco.

A veces estar híperconectada con la virtualidad y la realidad tiene muchos beneficios. Siempre aparece alguien que me cambia el día, con una sonrisa, una palabra oportuna, un chiste genial.

Pareciera que estoy dolida. Aclaro que tampoco.

Tengo los cinco sentidos abiertos, puestos a disposición de vivir. Nada me atraviesa, soy consciente de que todo sucede por algo. Yo elegí hace rato, y es evidente que me fue bien.

Escucho música cursi, canto a los gritos por la calle, me río de todo, y le sonrío a quién así lo desee.

"A veces no entiendooo porqueeeee tiene un corazón taaaaantoooo dolor. Yo estoy bien, yo estoy bien"

28 de abril de 2009

Máxima V

Las charlas en el ascensor con aquellos vecinos que uno nunca ve, o se cruza cada dos por cuatro, son definitivamente insoslayables. Ya nada funciona. Ni hablar del clima, ni de la gripe porcina, ni del reciente aumento de expensas.

Y si se trata de ese vecino tan lindo con pantalones chupines y guitarra a la espalda, peor aún... El vacío es insostenible.

Mejor hacerse la zonza, quedarse atrás y esperar a que suba tranquilo, mientras se simula estar buscando algo en la cartera, o escribiendo un mensaje de texto.

27 de abril de 2009

Tercer tiempo

Hace calor. Se detiene en un puesto de revistas. No mira nada porque se distrae con el olor. Es un olor conocido. El aire huele a otro tiempo. Huele a unos meses atrás. Es raro, pero es así. Así que se queda ahí, quieta, solamente conectando con esa sensación. En su mente se instala la palabra "decisión". Tararea un tema de Mimí Maura y se va alejando, del olor, y del recuerdo.

23 de abril de 2009

Paraguas

Todo lo que leo me provoca tristeza. Mi cara es la misma, está ahí inmóvil, el viento la aja. Camino sabiendo adónde voy pero me gusta imaginarme que el que me ve de afuera me ve errante.
“No se es vencido, ni aún vencido”, me lo repito, en eso creo que se me escapa en voz alta. Alguien dice algo de Almafuerte y yo sólo retengo lo último: “fuerte”. Así es como tengo que ser, así es como me enseñó mamá, así es como llegué hasta acá. Desconectar del resto del mundo, pero que no se note, “esto también pasará” y así se viene la decimoquinta.
Es como una habitación, pero al aire libre, con la torre enfrente que me muestra que el tiempo corre, y , piba, todavía no arrancaste, te vas quedando atrás. Entornar los ojos, la lapicera a mil, ni yo sé que voy escribiendo.
Se nubló de golpe, se vino la noche, y yo con paraguas pensando que iba a llover. La lluvia no es lo mismo que la oscuridad, nena, a la oscuridad no la frenás con un paraguas.
¡Qué estúpida! ¿A quien se le ocurre ir vestida de novia a una fiesta de disfraces?

20 de abril de 2009

Pocholo, pochoclo

Un poco que empezó con el amor. Bah, con eso que yo creía amor. En realidad pura pavada. Lo mejor vendría después, la vida propuso algo mejor.


Ya por aquellos días él tenía esa sonrisa que irradia sol, que cura bajones. Era (es) altísimo, y tenía rulos de Principito.

Yo era rebelde, artista precoz, desfachatada, medio hippie, medio alterna. Una boluda, sin más.


Nuestro romance pasó sin pena ni gloria , apenas sirvió para unos poemas pseudo suicidas y unas cartas postales que aún conservo con la vergüenza ajena que me produce mi adolescencia.


Luego, ya no nos vimos. Elegir significó que cada uno comenzara su búsqueda y el híbrido entre amor y amistad que nos unía no era tan fuerte como para extrañarnos. Nos perdimos el rastro, nos perdimos en cosas que parecían importantes, como diseñar un camino que después nos resultó imposible a ambos. Creo que al salirnos de ese camino, empezamos realmente a caminar. Pero eso es empezar a contar otra historia.


Tres años después, un mediodía de mucho sol, el día que comenzaba la primavera, nos reencontramos en la puerta de mi vida porteña. El itinerario incluyó una tarta en mi hogar, un paseo en el Parque, con helado incluído , y una promesa de volvernos a ver pronto.



Tal cual.


Lo que sigue es la síntesis de la amistad más noble que se pueda tener. Él me salvó de todo. Él estuvo ahí siempre. Los años de posguerra fueron muy duros, pero a fuerza de películas y visitas a tenedores libres, salimos adelante.


Durante un año entero, vivimos bajo el mismo cielo porteño. La paz había llegado para quedarse, y nos dedicamos a disfrutar. No puedo elegir uno entre tantos recuerdos, pero él sabe que aún le debo una frazada.


Ahora no está. Una vez más, elegir significó separarnos, pero no de alma ni de corazón.


Feliz cumple, Pocho. Hoy, 20 de abril, es el día de mi amigo Fabricio.

19 de abril de 2009

Entre sueños...

Nueva York está más cerca de lo que pensaba. Es domingo ¿y justo tiene que llover a chorros? Una avenida completamente inundada. Un barrio pobre. Un departamento chico, lleno de cosas, dos habitaciones, dos cuchetas en cada habitación. Hay mucha gente. Yo estoy empapada. Te pido que me prestes un par de medias, y que te vas a tomar después me decís y tu cara lo expresa todo. Un poco que no querés que me vaya, pero el tren que va a Constitución sale en un ratito, así que mejor me voy, te hablo segura para no caer en la tentación de quedarme para siempre. Salgo y paso entre rascacielos. Me acompañás a la estación, pero tu amigo también viene. Así que nos despedimos y después ya no hay nada.

18 de abril de 2009

La figurita difícil

Cuando era chica una de las cosas que más me gustaba hacer era coleccionar e intercambiar figuritas, para luego pegarlas en el álbum correspondiente. Claro que con esto no pretendo ser original para nada. Cualquier persona de mi generación lo hizo en su infancia. (Me pregunto si sigue existiendo la actividad entre los pequeños saltamontes de esta era).

Las figuritas eran de infinitos temas. Las de Frutillitas eran geniales, ¡como me copaban! Me acuerdo de que la campaña se llamaba "raspá y olé". Raspabas con la uña sobre la figurita, acercabas tu nariz y olías un aroma de frutilla, bastante artificial, obvio. Lo más gracioso es que se corrió un rumor que ahora a la distancia se me pone difuso: no sé si lo pasaron en la tele o fue más bien un mito urbano, que sostenía que en realidad las figuritas tenían merca, entonces cuando las olías, en realidad estabas dándote un saque. Seguramente no lo decían con esas palabras tampoco, usaban términos como "cocaína", “droga”.

Me divertía mucho ir a la escuela con el “toco de figus” para poder cambiar con mis compañeras. Esto consistía en hacer un intercambio en el cual ellas me daban alguna que tuvieran repetida y que yo no tuviera, y lo mismo hacía yo con ellas.

Eso sí: siempre había una figurita difícil. Luego de muchos años uno se da cuenta de que ahí entraban las reglas del negocio. Como al completar el álbum, uno se ganaba un premio, de una figurita hacían pocas para que sólo algunos lograran el objetivo.

Yo me cansaba rápido, muy rápido de la figurita difícil. Esa inversión de plata, de tiempo de búsqueda, de insistencia, de persistir hacia la meta me agotaba. Ningún álbum me parecía tan importante, tan relevante como para que yo dejara mi vida en completarlo. No me quería frustrar por tan poca cosa, quizás una pequeña sabiduría de infante ante todas las frustraciones que vinieron después.

No me gustan las figuritas difíciles. No me gustaron en ese momento, menos ahora. Acá no hay reglas de negocio. Y yo me considero una persona resuelta.

Por favor, ahora que salís, cerrá la puerta. Gracias.

Costumbre

Yo me sueno las rodillas. No sé hace cuanto tiempo ya. Años, eso seguro, pero no podría decir si hace dos o hace ocho. Me sueno las rodillas porque llega un momento en que voy caminando y siento como si hubiera algo suelto ahí. Entonces me freno y hago un movimiento que generalmente llama la atención (a mí no, claro está). Con la pierna quieta, meto la rodilla como para adentro, como si me pusiera chueca.

Eso. Nada más. Lo que pasa es que ayer lo hice, algunas personas me miraron, y me di cuenta de que no era algo común.

¿Seré la única que lo hace?

Olores

Ayer caminé desde Corrientes y Florida hasta Corrientes y Ayacucho. Me di cuenta de que viajo mucho en subte, y la esencia de la ciudad no la veo nunca. Las marquesinas de los teatros, los carteles pegados en las paredes, la gente apurada, las veredas rotas, la gente enojada, los andamios cada dos cuadras, la gente abstraída (feliz no vi a ninguno). Vi, escuché, me aturdí, pero sobretodo, olí. Es increíble la cantidad y diversidad de olores que percibí en ese trayecto. Muchos aromas de perfumes, muchos. Quiero que quede claro que fue más de lo que cualquiera pueda imaginar. Perfume floral, frutal, cítrico, fuerte, de vieja, colonia de abuela, perfume de hombre (estos no los sé distinguir, sólo los divido entre los que me gustan y lo que no me gustan), desodorantes de ambiente. Sí, y todo al aire libre. Tuve la sensación de que Buenos Aires en realidad es una enormísima habitación, tan enorme que no vemos sus paredes.

17 de abril de 2009

Máxima IV

No importa lo que esté sucediendo, de que ánimo te encuentres, el cansancio que tengas. Un vivo de Luis Miguel te levanta a full. Sobretodo en temas como "Suave", cuando lo escuchás al loco gritando "¿Cómo sigue?¿Recuerdan esta canción?"

Y ahí nomás suena... "♪♪Cómo explicar la magia que tiene su manera de enamorar...♪♪♪"

15 de abril de 2009

Chau

Ya no quiero pensar como me visto, como hablo, que digo, como me pinto, adonde voy, como miro…
Ya no quiero ser ocurrente, hacer un comentario a la medida de la circunstancia, montar la puesta para ser esa chica como pocas que siempre quiero ser.
Ya no quiero pasar una semana sin ponerme a escribir porque todo es inmundo, y esa mierda de la inspiración, y el cansancio y cuánta cosa...

Me harté. A pesar de su complejo de burgués, mi corazón también está limpio. Limpio de especulaciones, porque él sólo fluye con el día a día.

Ya no quiero ser el amor de la vida de alguien, vestirme de fiesta para ir de rumba, regalarle mi mejor sonrisa para que él sólo me de a cambio una mirada indiferente (y soberbia, ni hablar).
Ya no quiero verlos partir, ni verlos llegar.

Miro el mundo desde mi autismo, estoy ausente de todas esas cosas que quería lograr. El amor no debe ser un reto constante. A mí los desafíos me encantan, pero ya estuvo bueno, ¿no?

Ya no quiero creer que hay un hombre mejor, y que el problema es el tiempo, la distancia, los paros de subte, la crisis económica.
Ya no quiero sacarme fotos para colgar en el tender, no quiero caminar por los recorridos de siempre.
Ya no quiero pensar que lo que vos hacés siempre es mejor.
Ya no quiero estar arrepentida porque el tren ya partió de la estación, y a pesar de que estaba en el andén, fui una tarada que prefirió quedarse.


Me muerdo el labio, y poco importa si me lastimo. Me paro, y me voy dándole la espalda al plan magnífico que tenía, ese que no podía fallar. Me alejo llorando, y sé que me ven, y ahí siento vergüenza, pero ya fue, de todos modos no los volveré a ver. Uno se cruza todo el tiempo con gente llorando por la calle, y al rato ya ni se acuerda.

Ya no quiero quedarme, y repito que cuando me voy, no vuelvo más.

Ya no quiero. Ya no te quiero. Ya no los quiero.

Me morí.

11 de abril de 2009

cuando yo lloro siento que llueven párpados abiertos y cerrados de un cielo negro con nubarrones grises con aires calientes con cuchillos de punta.

cuando sonrío... cuando sonrío siento que canto con voz ronca.

cuando estoy triste intento jugar al yo- yo porque sé que no me sale.

cuando me obsesiono sueño todo en el contexto de una película yanqui.

cuando extraño me quedo muda y me late el ojo izquierdo, mucho.

cuando me voy intento no regresar nunca más.

cuando llego, llego para quedarme.

7 de abril de 2009

Ese señor Liniers

Ayer andaba deseándole cosas malas a una persona que no viene al caso. Pensaba, pensaba todo lo malo que le deseaba pero al final no se me ocurría qué, porque tan mala no soy, y termino por perdonar todo casi siempre (el casi es para que no me tomen por zonza).

Cuestión que después en un lugar al que fui me topé con Macanudo 6, un libro de este señor maravilloso que es Liniers. Así estaba, devorándome el libro de a poquito, cuando me topé con una tira que se llamaba "El Insultador" y que decía estas cosas (que le sigo deseando a esta persona no grata):

"¡Que tus dientes se muevan en direcciones oblicuas!
¡Que todas tus comidas tengan olor a fotocopia!
¡Que creas todo lo que dicen en televisión!
¡Que todas tus esperas te agarren impaciente!
¡Que te enamores de alguien diferente cada diez minutos!
¡Y que tus llaves nunca estén en el primer lugar que busques!
¡Paparulo!"

Genio. Liniers, genio.

Yo no sé si esta persona lee mi blog, pero adentro mío le deseo todo esto...

6 de abril de 2009

Negro



I know someday you'll have a beautiful life,
I know you'll be a star
In somebody else's sky,
but why, why, why
Can't it be, can't it be mine

4 de abril de 2009

Bis

Suena una canción de esas que te recuerdan a un ex, y me pregunto si es así, si después de la mierda queda eso tan genuino que alguna vez sentimos. Digo sentimos porque en aquella temporada de romance tormentoso yo sentía que la de la tormenta era sólo yo, hasta que mucho después de la decepción y la distancia un día sonó el teléfono y era él que decía: “Sos una mujer increíble”. Encuentro, desencuentro, nunca volví a verlo, y eso que teníamos unas ganas…

Entonces me sumerjo a través de ese mundo tuyo que a diario visito sin decirte, sin que te enteres, y me doy cuenta de que todos esperábamos algo, alguito de eso que vos no das (por lo menos a mí no me lo dabas), porque es como si la boa que dibuja Exupéry te enredara la cabeza. Pensaste que yo te estaba pidiendo amor, y yo no te pedía eso, ni la luna, ni una estrella, porque con eso no hacía nada (además eso ya lo tuve). Ya no te pido, me callo, me corro, me fui.

Yo te pedía magia, de esa que yo estaba segura que tenías, yo te pedía que me tomaras fuerte, pero que también nos pudiéramos reír del resto del mundo, de las formalidades, y bebernos una cervecita en la vereda, mientras me contabas esas anécdotas que me hacían llorar de risa. Yo te pedía que fuéramos amigos, pero a esta altura sé que no me vas a creer. Y al cabo de un rato yo tampoco me creo… La paranoia me toma por sorpresa una tarde de lluvia, mientras recuerdo tu mezquindad al hablarme, o el modo en que siempre te las arreglabas para hablar de vos.

Voy tras otra cosa, porque no me quiero quedar quieta. Porque soy como el perro que se corre la cola, no estoy pudiendo encontrar la manera de explicarte que yo valoraba eso que sos, eso que se llama personalidad.

A esta altura eras… porque ya no sos, porque cuando uno deja de querer al otro, el otro desaparece, se desintegra, aunque el nubarrón cada tanto…

Al final termino desencantada, no me interesa ya esforzarme, es verdad que la indiferencia mata. Comienzo a alegrarme de tus penas… Y ya sabemos cómo son estos finales…

Intuyo que un día sonará el teléfono y escucharé: “Sos una mujer increíble”.

Mejor hombre (no puede encontrarlo)

She lies and says she's in love with him
Can't find a better man
She dreams in color, she dreams in red
Can't find a better man, can't find a better man