9 de mayo de 2009

Lapsus

A veces me pasa que me desconcierto... Que quedo paralizada. Escribir se me hace una tarea difícil porque... ¿Qué decir? Contar la vida cotidiana es en general un plomo, salvo que en la calle se haya escuchado alguna conversación gloriosa, o se haya encontrado a la vuelta de la esquina la clave para sobrevivir al sopor del día a día. Es ahí que me quedo muda. ¡Cuántas veces en esta semana abrí el blog! Los dedos en el teclado totalmente predispuestos, a sus marcas, listos... ¡Pam! Parálisis. Entonces, hoy vuelvo a la carga. Aún no sabiendo bien qué decir, ni de qué hablar. Simplemente me pongo a pensar en que todo anda tan lindo por acá, por mi vida, y me pregunto si no será por eso que no escribo, que no me salen las palabras.

Hace muchos años, un profesor explicó algo que me quedó flotando en un rincón, y cada tanto lo recuerdo. Hablaba de que un músico practica durante muchos días, semanas, meses con su instrumento. Seis, siete, ocho horas al día. Pongamos, por caso, un violinista. Ahí está él, practicando. Todos los días intenta sacar esa nota, ese acorde. Hasta que un día lo logra. Le sale. Y ese día, nuestro músico no piensa: "Sí, que mágico, hoy me salió". No. Sabe que todo ha sido fruto de su esfuerzo, de su tezón para llevar a cabo su objetivo.

La vida es eso. No es que hoy esté más resuelta, mas despejada, que tenga tanta claridad porque sí. He practicado, y sé que mucho. Años y años he invertido llevada por mi deseo de mejorar, de querer ser feliz.

Lo bueno es que en el camino he ido encontrando cosas que no esperaba y he descartado muchas que creía que formaban parte de la verdad. Aprendí que puedo (y debo) pedir ayuda si me desbordo. Que no soy genia y que tampoco tengo porque serlo. Que me basta con lo que hoy soy, porque eso muta todo el tiempo. Sumo algunas virtudes de tanto en tanto, resuelvo los defectos que puedo, y los que no, quedan acá, convivo con ellos.

No, no estoy leyendo autoayuda, de hecho la detesto. No me copa Osho, me parece una porquería. Tampoco se trata de Dios y religiones, soy agnóstica. Sigo defenestrando el new age, los caminos espirituales y demás inventos de esta era.

Simplemente, atravieso un rapto de claridad, el aire circula. Conecto.

Lo obvio es que enseguida aparece el miedo de que mañana no crea en esto, y mi ciclotimia quede tan expuesta... Pero eso no quiere decir que hoy estas palabras no sean verdad, ¿no?

Ahhhhhhhhh. Al pensar en publicarlo, ya me asaltan todas las dudas. Mejor lo hago rapidito.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

lu!! bella la reflexion...lo peor es que a veces los mas grandes nos quiren vender recetar de que se debe pensar, sentir, creer, soñar....hacer uno el camino como la unica salida a una hipocresia en franco ascenso....

un abrazo!!

Aluminé dijo...

Chama! No sabía que visitabas!

Este profe era un genio eh!

Está en uno hacer el camino... Eso es así.

Besitos! Gracias por pasarte ♥

Anónimo dijo...

Lu.. Sabias y verdaderas palabras.. Claridad fugaz? puede ser.. pero momento sublime..todo se acalara aunque quizas mañana se vuelva a nublar.. que importa?

Es solo vivir el momento ..difiil darse cuenta .. no hay que analizalo solo vivirlo..mañana será otro dia :)

Te quiero mucho loca de m..

Besotes
Lau.

Aluminé dijo...

Yo también te quiero!!!!!

La claridad aún persiste, la nubosidad es variable, lo conseguido ya es de mi propiedad.

Besote, genia! ♥♥♥