16 de mayo de 2009

La Mujer Con Cabeza va a clase

Desde que era chiquita que escribo por instinto. Es usual que mi mamá cuente orgullosa que aprendí a leer y escribir perfectamente a los cinco años. No tengo idea de si ese es un valor agregado para mi persona. Yo nunca le di una importancia mayor.

Seguí escribiendo a lo largo de los años. Como dato de color, puedo aportar que a los quince años gané un concurso literario en el que competían cuatro colegios de la ciudad, con un poema que a esta altura me parece bastante horrendo (pero que si insisten, es seguro que lo postee), que estaba dirigido a ese chico con boina que nunca me quiso, ya antes citado en este blog. ¡Y aún no puedo creer que se lo dediqué a pesar de que nunca me besó!

Pienso que el hecho de que hoy sea actriz, y además, estudie para ser reportera , tiene que ver con las sendas que van de la mano de las letras.

Este año decidí enmarcar todo ese caudal de compulsión por poner en palabras la existencia misma. Y tengo una profe, claro está.

Ella es la que tiene las claves, todas las claves. Su mirada es atenta, su sonrisa es contagiosa, su saber es infinito, y, lejos de mezquinarlo, lo comparte, lo transmite, lo encauza. Es clara, aguda, y meticulosa para hallar el camino indicado para que yo encuentre lo que quiero expresar.

Y, lo mejor de todo, es una gran amiga...


Los textos que están a continuación, "Las palabras intrusas" y "La amiga de la moda", son fruto de experiencias de clase, y, espero, germen de futuras historias. No he cambiado ni un solo punto. Están tal cual nacieron en el taller. Pueden visitar los sitios de mi grandiosa seño (¡que además dibuja!):
(dedicado a Lú, a quien le estoy profundamente agradecida)

No hay comentarios: