18 de enero de 2009

Fabricio II

Un domingo en el asfalto, el calor, el aburrimiento de la ciudad sumida en un verano que pasa en otros lados, menos acá.
Mi amigo ya partió. Mi almita se llenó de regocijo de verlo, de caminar por Buenos Aires como antaño, de beber unas ricas cervezas al ritmo de nuestras charlas eternas.
Ahora quedan todos esos modos de contacto que amortiguan la distancia, pero que no alcanzan para que este domingo no sea tan gris, tan vacío.

Me quedo con su sonrisa de sol y con su abrazo de "pana". Con el pequeño mundo que pudimos construir en estos días.

Y, sobretodo, con la felicidad de saber que existimos, que siempre nos vamos a querer, que siempre nos vamos a encontrar, acá, allá, o donde sea, porque el mundo le queda chico a tanta amistad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

pochooooo!
pochaaaaa!
que amistad mas hermosa tienen


net

Aluminé dijo...

Vos también sos un poco una Pocha para mí!!!!


Besores!!! ♥