Nuevo año, nueva casa, nueva vida.
Nuevos temores, nuevos riesgos.
Nuevas sorpresas, nuevos sabores.
La risa intacta, el cuerpo dispuesto, el alma sanando. La Cabeza a medio despejar, los ojos bien abiertos. El corazón late fuerte, aún no se recupera del salto al vacío del Año Viejo.
Me dispongo a atravesar este Nuevo Año con una sola premisa:
vivir.
Lo cual no es poco.
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