21 de julio de 2009

El empleo del tiempo

Cuando abrí los ojos ya supe que era tarde. Pero fui benévola conmigo misma y me pregunté: ¿tarde para qué? Y me levanté de la cama con una sonrisa.
Café, galletitas y carcajadas. Ideamos planes supremos que no serán develados hasta dentro de un tiempo. La paciencia es la madre de la sabiduría, me dijeron ayer en medio de la trivialidad de la tarde, pero me dejó pensando y a la noche lo llevé a debate. A mí me cuesta ser paciente, pero me cuesta menos que antes. Yo lo atribuyo a la edad, todo lo atribuyo a la edad últimamente.
Hoy saqué las pelusas de la habitación, impregné sábanas de olor a lluvia, bailé con la escoba, y me pinté los labios de rojo furioso, sólo para estar en mi casa. La versión más coqueta de mí, me la guardo para la intimidad de color coral.
Hoy me tomé un ratito para pensar cuáles son mis influencias. No las encontré y me fui por las ramas.
Hoy pensé en cuántas veces a la semana se afeita un hombre. ¿Depende de la cantidad de barba? ¿De qué depende?
Hoy imaginé que él es de Libra, que sabe cocinar, y que está enamorado.

Pienso, todo el tiempo pienso. De hecho, por eso elegí La Mujer Con Cabeza. Por eso y porque cuando llegan las migrañas, muero por un ratito.

2 comentarios:

Sebastian Piu dijo...

yo me afeito una o dos veces x semana y con maquina de cortar el pelo porq con gillete me rompe un poco las bolas jeje

la aclaracion del final me parece conocida :p

besos!

Aluminé dijo...

jajajaja!!

sebiii, no entendí lo de que la aclaración del final te parece conocida.

es algo de lo que debería darme cuenta?

estoy evaluando seriamente la posibilidad de nuestro casamiento... :p

beso!