14 de noviembre de 2008

La fama y otras cosas

Hoy estaba navegando en Internet y encontré una chica llamada Belén Blanco, pero que no era la actriz. Me quedé pensando que debe ser muy feo tener el nombre pero no ser el/la famoso/a. Llamarse igual pero carecer de lo más copado que tiene esa gente, que es la fama, ¿no? El acceso a los VIPS, las entradas gratis para recitales, o mejor aún, la posibilidad de que le paguen por ir a algún lugar, poner la cara linda (para mí los famosos son siempre lindos), sacarse fotos para esa revistas que yo leo cuando voy a depilarme, y de paso ponerse de novios/as con otros famosos/ as como ellos/as.

Sí, hoy estoy frívola, y ¿qué? Es para escaparle a las profundidades de otras cuestiones que son como para desarrollar más adelante en el blog.

A propósito, Uds. que leen esto, ¿por qué no comentan? Así sea para decirme: "Mirá, mejor escribí en el diario íntimo que te regaló tu mamá en la Navidad del '89, porque acá sos pésima. Un besito". Pero esto de meterme en el blog todos los días varias veces para leer "cero hablaron aquí" es decepcionante.

Juntos por una amiguita, La Mujer Con Cabeza anda de capa caída, y hay que ayudarla.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Rompe pelotas!!!!

te quiero en tan poco tiempo! solo por eso!!

Negri cuando tengas 86 años vas a decir "menos mal que nunca deje de ser yo misma".

besote!!!!! :-)

Aluminé dijo...

Jajaja, he sido reprendida... Quién sos?

Anónimo dijo...

como que quien soy????

la primera que al verte con esos super anteojos, pensando que ibas a pasar inadvertida, se dio cuenta que no estabas bien!

Aluminé dijo...

Pauuuuuuuuuuuuuu, sos una genia!!!

Es verdad, nos conocemos hace poco, pero como nos adoramos!!!

Besote!!!!

Anónimo dijo...

Yo conozco un Enrique Iglesias que está muy lejos de la fama y profesión del cantante hijo de un gran... Julio.
También hoy escribió al programa un tal Cristian Pablo Castro. Pobre. Seguro no siquiera le gusta el Pablo, pero usa su segundo nombre para no ser aquel que se llama igual, pero sin el Pablo.
Ellos no deben gozar de los privilegios que la fama brinda. Pobres ellos.