5 de octubre de 2008

Dominico

Domingo.
Paseo por el parque y veo a la gente disfrutando de esta primavera impostora. Hace frío. La primavera es una mentira.
Domingo.
Debo leer unos apuntes, debo cocinar una comida para poder guardar en el freezer, debo, debo, debo.
Domingo.
Desfallezco ante tanta cotidianeidad. Todo me parece mediocre. Aborrezco la mediocridad. Me violenta la familia tipo, la mujer que se hace la tintura mientras el marido ve fútbol, el paseo obligado.
Domingo.
¿Que se hace los domingos? ¿Alguien puede decirme?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

yo te acompaño en el sentimiento, odio los domingos. justo el último estuvo buenísimo: me levanté a las 10 de la mañana, era un día hermoso y siguió así. madrugar será el secreto?
besos

AbducimeUnPoquito dijo...

El domingo debe emplearse para:

descansar
comer
coger
reir
llorar
ducharse
rascarse
peliculiar
broncearse
engordar
bloggear
feisbukear
etc.

pero sobre todo, y esto es de carácter primordial, lo que NO se debe hacer, bajo ningún punto de vista es:

recordar que es domingo.

Aluminé dijo...

Gracias por las ideas! Yo, sinceramente, he hallado que fumarse un buen porrito hace olvidar las penas de domingo!!!

Besos con música de Bob Marley!